1/3/13

Jesús Uzkudun: obrero, sindicalista y euskaldun


Uzkudun es una persona comprometida, de pocas palabras que siempre acompaña con gestos que lo dicen todo, con un arrojo a prueba de chaparrones, elemento natural y metáfora política que en la tierra euskaldun son de alivio.
Si hay alguna aldea gala irreductible en Europa a prueba de romanos, con su Asterix y Obelix, Euskal Herria es una de ellas, y Jesús Uzkudun unos de sus sencillos y honestos habitantes, beligerante y abnegado defensor de la libertad de su terruño, de la emancipación de su pueblo, y del compromiso de los derechos trabajadores y sociales desde el sindicato de CCOO. A Uzkudun le conoce la patronal por su temple de acción social inalterable e incorruptible. Es también el sindicalista de la mano tendida y tejedor de mil y un puentes con todas las causas del pueblo vasco y del mundo abertzale que han sufrido la represión e injusticia estatal y también autonómica.
Desde el compromiso con CCOO y en EBB, miembro en un tiempo del Consejo Político federal de IU, Uzkudun forma parte hoy de la asociación Erabaki, definida por la propuesta de la necesidad de un Frente amplio, con la alianza entre independentistas, soberanistas y federalistas en Euskal Herria, pero también en el Estado. Erabaki en las últimas contiendas electorales generales, municipales y autonómicas promovió el apoyo y el voto para las nuevas coaliciones autodeterminacionistas EH Bildu y Amaiur.
El sábado pasado compartía con Jesús la participación como invitados en el congreso fundacional de Sortu en Iruña. Nos rodeaba una dulce y suave nevada que esparcía en el ánimo una sensación de paz y para muchas de felicidad. El frío cortante, seco y sano, daba una perspectiva de vida de un blanco níveo de libertad, con un gris plomo premonitorio de lo mucho que hay que superar.
Incluyo un extracto de la entrevista a Jesús Uzkudun en Noticias de Gipuzkoa, reproducida en La Aurora.
Una vida dedicada al movimiento obrero. Reproducimos esta entrevista a Jesús Uzkudun, que ha sido responsable de Salud Laboral de CCOO de Euskadi y que ha desarrollado una larga actividad militante en el movimiento obrero y en la lucha por el socialismo. La foto es de G. Estrada. 26 de Febrero de 2013.
Ha "pillado a tiempo" un contrato de relevo para prejubilarse y deja la dirección de CCOO-Euskadi tras 17 años como responsable de Salud Laboral. El reconocimiento de las muertes por amianto en el trabajo ha sido su caballo de batalla. Uzkudun cree que "alguna mutua se alegra" de su marcha.
Antes de hablar del amianto... En Orbegozo de Hernani, donde yo trabajaba entonces, fuimos el campo de pruebas de la reconversión industrial, que empezó con el acero especial, en 1984. Hubo huelgas de dos meses y pico. Decirnos en aquellos años que una empresa de 1.500 obreros como Orbegozo iba a cerrar, era impensable, pero sucedió. En aquel momento, había unas peleas muy duras. Cuando algunos hablan ahora de violencia... (sonríe).
¿Y 30 años después, con qué sensación se va? Me voy con una gran satisfacción personal. Es que hace 30 años... La salud laboral la relacionaba la gente con el plus penoso, tóxico y peligroso. Hoy hemos avanzado mucho, aunque queda otro tanto. Y en ese terreno, he sido protagonista o, al menos, tuerto en un país de ciegos.
En los años 90 yo comía amianto. En 1982, asumí la responsabilidad de salud laboral del sindicato en Gipuzkoa, y luego en la Federación del Metal; y desde 1996 fui responsable de Salud Laboral de CCOO en la CAV. Para entonces, había leído alguna cosa del amianto, pero creía que se ceñía a empresas de producción de esta sustancia. A finales de los 90, por cambios en el mantenimiento de la fábrica, me tocó reparar las zapatas de freno terribles de las grúas, de las reductoras, etcétera. ¡Cortábamos cada taco de amianto! Limpiábamos el taller con aire a presión y salíamos blancos. El amianto en la siderurgia se andaba como los caramelos en la puerta de la escuela.
A partir del 97 y 98, ya como responsable confederal de Salud Laboral de CCOO, cuando me llega más información. Me pasaron el caso de un mecánico de Vitoria, Bustos, el padre de la abogada de la asociación Asviamie. Era mecánico de reparación de coches y tenía un mesotelioma. En aquel juicio nos tumbaron. Al poco tiempo tuve un caso de un compañero de una pequeña fundición de Legazpi. Y conseguí que se reconociera la muerte por amianto. Ahí empiezan a llegar más casos.
Y se convierte en una referencia... A mí me han acusado muchas veces, desde Osalan incluso, de que estoy generando alarma social. Pero el resultado está ahí y yo me siento satisfecho de que, de alguna manera, lo del amianto ha puesto en el candelero que hay muchas sustancias cancerígenas en el puesto de trabajo. Mientras han estado ocultas, nadie se ha preocupado de hacer la prevención de esas cosas. Posteriormente, ha venido la silicosis de los aglomerados de cuarzo: chavales de 30 años con incapacidad. También tenemos ahora algún juicio de cáncer por cromo y níquel, de amplio uso en la industria.
Es el momento de meterle el diente al tema de las lesiones musculoesqueléticas, las tendinitis, los problemas de espaldas, etcétera. Y los riesgos psicosociales. Y quiero insistir en una cosa. En estos momentos de crisis, empezando por la administración y siguiendo por las empresas, todo el mundo quiere ahorrar en prevención; y digo: ¡Vaya ruina!
¿Hay que reinventar el sindicalismo o va por el buen camino? Yo diría renovar permanentemente.
¿Es factible esa unión? En Euskadi hubo una huelga general en la que todos coincidimos (29-M)... y llenamos las calles. Fuimos por separado y fracasamos. Creo que el currela tiene el sentimiento de que juntos somos algo, pero desunidos estamos jodidos.
Y siempre en CCOO. ¿Qué significan para usted estas siglas? Un colectivo al que le he dado mucho y que me ha dado mucho. Pero sobre todo, un valor: el aprendizaje de vivir diferentes sensibilidades colectivas y eso, en Euskadi, nos viene bien. Dentro del sindicato hemos tenido momentos de conflicto. Para algunos yo he sido un abertzale y para otros, hasta filoterrorista; en el pueblo (vive en Hernani desde los ocho años), incluso, un españolista; pero haber impulsado el primer plan de euskera en el sindicato, haber puesto en marcha en ese terreno diferentes sensibilidades, a mí me ha aportado mucho.
Cuénteme sus pinitos en la política. Me inicié en el Frente Obrero de ETA, en 1969. Luego hubo una evolución, inmediatamente rompemos con ETA, hacia las corrientes marxistas, revolucionarias, el troskismo... Posterior, tuve un periodo en Ezker Batua. Fui candidato incluso, desde cuando Madrazo entró al Gobierno hasta el proceso de descomposición de Ezker Batua, en la cual, en la última asamblea, en la ruptura con Ezker Anitza, unos decidimos irnos y constituimos un colectivo que piensa que hay que ir a un frente amplio de la izquierda vasca.
¿Por qué CCOO y no LAB? Para empezar, porque entonces no existía LAB. Eso para empezar. Tampoco ELA, o al menos no los conocía. O eran otra cosa. Pero bueno, entré en la dirección de CCOO como disidente; yo representaba a la corriente de izquierda sindical. No voy a decir que estuviéramos en todo de acuerdo, pero hemos alcanzado importantes acuerdos para el sindicato. Y en cosas que haya que actuar personalmente, pues lo hago a título individual. Y así he podido dejar mi cara en otras muchas batallas: con Lokarri, Elkarri, en defensa de los derechos humanos, la pacificación...

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